Francesc Ferrer i Guardia


Francesc Ferrer i Guardia nació en Alella el 10 de enero de 1859. Pertenecía a una familia de pequeños propietarios rurales, muy católica. Ferrer i Guardia reaccionó como anticlerical. Fue enviado por su familia a trabajar a Barcelona, ​​donde encontró colocación en la tienda de un granero (algunos dicen de un trapero) en el distrito de Sant Martí de Provençals. No tenía ni quince años cuando el comerciante le inscribió en clases nocturnas, iniciándolo en los ideales republicanos. Los años siguientes el joven autodidacta estudió a fondo el ideario de Pi y Margall y conoció las doctrinas de los internacionalistas. También ingresó en la logia masónica Verdad, de Barcelona. En 1886 apoyó el pronunciamiento militar que pretendía proclamar la República, pero al fracasar este tuvo que exiliarse en París. Subsistió enseñándo el castellano hasta 1901, tiempo que aprovechó para concebir los conceptos educativos anarquistas que luego aplicaría en España en su proyecto de Escuela Moderna.

Una generosa herencia (un millón de francos) de una antigua alumna, Ernestina Meunier, hizo posible llevar a cabo su proyecto en la ciudad de Barcelona, ​​hasta que en 1906 Mateo Morral, traductor y bibliotecario de su centro educativo, perpetró el atentado frustrado contra Alfonso XIII en Madrid. Esto tuvo como consecuencia para Francisco Ferrer el cierre de la Escuela Moderna y un año de encarcelamiento en la cárcel Modelo de Madrid por complicidad, al término de los cuales fue absuelto. Al año siguiente, se trasladó a Francia y Bélgica, en este último país fundó la Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia.

Se le acusó de haber sido el instigador de la revuelta conocida como la Semana Trágica de Barcelona de 1909, una revuelta anticlerical, tras la cual Ferrer, debido a sus pocas amistades estratégicas y su antigua vinculación con Mateo Morral, fue declarado culpable ante un tribunal militar. Fue fusilado durante la madrugada del 13 de octubre de 1909 en el foso de Santa Amalia de la prisión del Castillo de Montjuïc.

Su obra más conocida es La Escuela Moderna. Poco después de su muerte se abrieron en todo el mundo diversas Escuelas Modernas inspiradas en su pedagogía. Una de las más importantes fue la Modern School de Nueva York, fundada en 1911. 

Su ejecución suscitó diversas reacciones de rechazo internacionalmente. A consecuencia de su procesamiento y ejecución, el diario británico The Times escribió: “Por negligencia o estupidez, el gobierno ha confundido la libertad de instrucción y conciencia, el derecho innato a razonar y expresar su pensamiento, con el derecho de oposición, asimilándolo a una agitación criminal”. El escritor escocés, y columnista en el Edinburgh Evening News, William Archer también sentenció: “Toda la vida activa de Ferrer, habría hecho menos daño al catolicismo español que lo que le hace en la actualidad la mera mención de su nombre”. En Francia también algunos intelectuales se indignaron. Así el escritor Anatole France reaccionó vivamente a esta noticia y en una carta abierta afirmó: “Su crimen es el de ser republicano, socialista librepensador; su crimen es haber creado la enseñanza laica en Barcelona, ​​instruido a miles de niños en la moral independiente, su crimen es haber fundado escuelas”.

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